
%202.png)
Hijos adolescentes, aprendiendo a soltar
Hay días en los que nos cuesta recordar que somos madre o padre de un adolescente. No queremos sentir nuevamente que somos aquellos que no entienden nada… Sin embargo, y a pesar de todo lo que ellos puedan decirnos, en la crisis de la adolescencia es cuando nuestros hijos más nos necesitan.
Y frente al inmenso desafío que supone el cambio de paradigma actual, ambos necesitamos recorrer el camino más juntos que nunca.
​
Te invito a que recordemos que es lo que ellos están viviendo. El proceso del joven niño que esta en su etapa de “adolecer” o sea de sufrir, es el de la persona que debe pasar de su etapa mas endogámica de cuidado, contención y seguridad familiar a la exogamia absoluta y definitiva del mundo grande e inabarcable. ¿Será posible para mí encarar el mundo sin mamá y papá orientándome? Frente a esta duda tan legítima, los niños nos desafían para probar su propia valentía. ¿Podré sobrevivir a todo eso yo solo/a? Estas son algunas de las preguntas que nuestros hijos se están haciendo con mayor o menor conciencia en cada minuto y en cada prueba que viven en esta etapa vital. Sabemos que la experiencia no es transferible y que ellos recorrerán su propio aprendizaje; aun así, podemos acompañarlos de muchas maneras ya que el mundo actual supone un nuevo desafío para nosotros también!
Habrás escuchado ya que tu hijo nunca tiene frío o que tu hija no cree que va a necesitar dormir más de tres horas para poder funcionar con cierta coherencia al día siguiente. Si, es verdad, quizá no lo necesite pero sólo porque, como parte del proceso de despegue, siente algo así como fuerzas extraordinarias que lo empoderan y hacen creer eso! ¿No es fascinante el ser humano? Sabiendo esto, quizás ya no es necesario que le repitamos que se abrigue, duerma o nos llame…! Vayamos soltándolos en esas pequeñas cosas que les van dando seguridad.
Aprender a soltar es uno de los grandes desafíos de nuestra adultez y comenzamos con nuestros hijos; este proceso se da a la par de su pedido desesperado de autonomía. Concentremos nuestro esfuerzo en fortalecerles las alas (o sea las capacidades emocionales, mentales y físicas para hacerlo) porque tarde o temprano las usaran para volar y eso será lo más importante que hayamos hecho por ellos.
​
Y aun así, ahí están, sobrevivieron a sus raspones y hoy avanzan, corren y saltan hacia retos todavía mayores. Este nuevo mundo los increpa pero también les da la posibilidad de estar hiperconectados (viajan monitoreando por waze al conductor de su remise o escribiendo por whatsapp inmediatamente si les pasa algo). Recordemos, padres analógicos, que nosotros no teníamos ni siquiera celular y aun así superamos nuestra adolescencia!
Por último les sugiero para aprender a lidiar con nuestros jóvenes hijos, juntarnos con otros papas que viven lo mismo, apoyarnos y comprender entre todos nuestros miedos; hacer catarsis, recordar viejas épocas y también reírnos juntos de nuestros propios errores.
​
Pasará, pasará, todo pasará. Las herramientas que necesita tu hijo para afrontar su madurez se las estuviste dando desde el día que nació, confia en él y también confia en vos. La confianza en ellos es uno de los mayores regalos que les podemos dar en esta etapa.