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La soledad del counselor

Por Milagros Olivera

En el Encuentro con el consultante pareciera necesario “vaciarnos” para poder recibir verdaderamente abiertos y encontrarnos con el otro Centrados en su Persona. Esta “acción” nos deja en soledad: la soledad del counselor.

  1. Vaciarme de Prejuicios, para poder encontrarme con mi consultante, con la Persona, con su verdadero sentir y experienciar es necesario vaciarme de mi marco de referencia, de mis creencias y juicios.

  2. Vaciarme de mi propia vida, mis anécdotas, problemas, vivencias. Por supuesto que a mi me pasan cosas, pero puedo dejarlas por un rato de lado y quedar vacía de ellas para el encuentro con mi consultante. Día a día intentamos conversaciones en las que nos cuentan o contamos algo y enseguida llevamos el relato del otro a nuestra vida y respondemos por ejemplo “a mí me paso igual, bla, bla, bla” alejándonos de nuestra experiencia. Tenemos la posibilidad de vaciarnos de esas anécdotas y ofrecerle a nuestro consultante un escucha atenta y activa donde solo su experiencia cuenta.

  3. Vaciarme de Consejos. Este es uno de los vacíos más difíciles de ejercitar porque vivimos en una sociedad donde todos sabemos siempre que tiene que hacer el otro! Peor aun puede ocurrir que hasta el consultante nos pida que se los demos. El ECP nos invita a salir de esta relación asimétrica. Nosotros no tenemos el poder ni sabemos cuál es el camino y la forma. No aconsejamos, estamos vacíos de consejos.

  4. Vaciarme de Certezas, de la mano del punto anterior, no solo me vacío de consejos sino que también lo hago de rumbo. No aconsejo que hacer aquí y ahora o con este problema puntual sino tampoco digo hacia dónde debe dirigir su vida, no la evalúo o analizo. Muchísimo menos la interpreto! La directividad es una tentación constante, cuanto más esfuerzo entonces es vaciarnos de ella.

  5. Vaciarme de Ansiedad. ¿Cómo seguir el ritmo y los tiempos del otro? ¿Cómo vaciarme del mío? Llego hasta aquí vacía de prejuicios, de mi propio relato, de consejos, de certezas y encima tengo que esperar que el consultante se conecte con su experiencia a su propio ritmo! Un esfuerzo más, tengo que respetar su  velocidad. ¿¡Cómo no voy a sentirme sola!?

  6. Vaciarme de Duda. Y confiar, confiar en su tendencia actualizante, confiar en su proceso, confiar en el poder de la Escucha verdadera, confiar en mi consultante.

 

Y entonces este vacío se resignifica, porque el Enfoque se mete por la ventana… Y te vas llenando del otro, te dejas sorprender, confias y se produce el verdadero encuentro de Persona-Persona.

 

Desde allí, el vacío de tu marco de referencia se llena con el del otro, el del consultante. Y tus prejuicios, opiniones y consejos cambian por los sentimientos y la experiencia desde donde el otro vive lo que vive, lo que relata. Y lo acepto porque no soy yo el centro, es El.

 

El Enfoque se nos impone para recordarnos que la Persona sabe: marca el ritmo y la dirección.

Y se produce el Encuentro mágico donde el consultante se siente escuchado sin juicio, sin consejo, sin opinión.

 

Amplía su percepción y actualiza. Despliega y llena mi vacío…

 

El vacío de un Counselor que ya no está solo porque ahora es todo Presencia enriquecida y Encuentro.

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