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Reflexionando el año que se va

A medida que avanza el mes de diciembre comenzamos a sentir la ansiedad de fin de año, prácticamente en todos los espacios que transitamos se habla del cierre de esta etapa.

Se sucenden los eventos empresariales de despedida, fin de clases nuestras o de nuestros hijos, organización de las vacaciones, planes y  estrategias de negociación intrafamiliares. Se impone la ansiedad de alquileres, pasajes, identificación de nuevos destinos y oportunidades; ajustes de cuentas y ahorros no previstos o sacrificados.

Reina en el aire una sensación más parecida a la de “fin del mundo” que a la novedosa y esperable “fin de año”. En otros continentes esta etapa dura apenas unos días ya que se da en el invierno y sin el consecuente receso estival. Para nosotros coinciden fiestas y prolongadas vacaciones en medio de agobiantes temperaturas que entre preparativos, fiestas, vacaciones y nuevos comienzos abarca un largo período.

Sería interesante poder aprovechar toda esta larga procesión de eventos con algunas reflexiones. Les propongo un orden simple:

Fin de año: ¿cuál es mi evaluación general del año que termina?

·      ¿hay algo de este año que lo marcará en mis recuerdos especialmente?

·      ¿Pude concretar todos esos planes que tenía al comienzo?

·      ¿Logré capitalizar los aprendizajes que me trajo lo que viví?

Fiestas: ¿cómo estoy encarando las Fiestas?

·      ¿Son iguales para mí las celebraciones religiosas que el cambio del año?

·      ¿estoy organizando estos encuentros con la alegría y festividad que suponen?

Vacaciones: ¿qué significa realmente tener un tiempo de descanso?

·      ¿estoy incluyendo en mis planes, lectura, ejercicio y espacio general para la recuperación física, mental y emocional del año que pasa y que me prepara para el que comienza?

·      ¿si viajo, el stress de los preparativos reduce el disfrute que tengo de mis planes?

Año nuevo, propuestas nuevas: comienza otro año y con él la oportunidad de pensar en cambios, proyectos postergados, deseos e inquietudes relegadas. Cuántas veces comenzamos un año mencionando todo aquello que quisiéramos empezar y luego el tiempo se nos va sin apenas haberlo notado! Este es el momento para armar esa lista de cosas que quisiéramos hacer el próximo año. Te invito a que pienses en las que pertenecen al espacio personal, a lo propio. Esto es lo que en general postergamos porque es lo que negociamos con nosotros mismos en la intimidad y, si no lo hacemos, nos auto-justificamos por no haberlo logrado sin que nadie se entere y nos lo reclame.

El fin de un ciclo nos invita a pensar en lo vivido y sus aprendizajes.

Las celebraciones religiosas nos interpelan en la Fe y las creencias.

El cambio de ciclo nos obliga al espacio de transición que supone los puentes de un paso a otro.

Las vacaciones nos permiten descansar si nos damos el espacio real.

El comienzo de una nueva etapa nos invita a nuevos desafíos.

Que este fin de año no se te pase entre el caos, el shopping, las organizaciones y las ansiedades de una sensación de “fin del mundo”;  que este fin del 2017, sea para vos un espacio de reflexión, transición regeneradora y creación desafiante.

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